En vista de la creciente necesidad de trabajadores saludables y competentes que puedan hacer frente al contexto actual de trabajo dinámico y cambiante, resulta fundamental educar y motivar a los estudiantes universitarios con el fin de preparar las personas que serán los futuros protagonistas de nuestra sociedad, y por tanto de la economía del país. Con este objetivo, el equipo WoNT se está enfrentando a un nuevo reto relacionado con el estudio del bienestar y el éxito académico en los estudiantes universitarios, centrándose en encontrar respuestas sobre cómo mejorarlos, optimizarlos y favorecer su pleno desarrollo.

Sabemos que los estudiantes universitarios se enfrentan a muchos desafíos en el contexto educativo, y el impacto de éstos ha demostrado poder tener una variedad de efectos negativos tanto a nivel psicológico (como depresión y burnout), así como sobre la salud (alteraciones en el sistema inmunológico) y la conducta (fracaso escolar y bajo rendimiento académico). Sin embargo, la evidencia nos muestra que algunos estudiantes tienen la capacidad de enfrentarse con éxito a estos desafíos y no dejarse abatir por experiencias académicas negativas. Estos estudiantes se animan más fácilmente tras los reveses y en general consideran los eventos negativos como superables. Sin embargo, poco se sabe acerca de los varios factores que promueven dicha adaptación positiva.

En este sentido, el concepto de resiliencia académica nos ayuda a explicar este proceso y entender por qué algunos estudiantes que experimentan altos niveles de estrés son capaces de resistir e incluso pueden prosperar en esas condiciones. Nos referimos a la resiliencia académica como el proceso de hacer frente a la adversidad en contexto académico y el logro de resultados positivos en situaciones de estrés. Hasta la fecha, los estudios que se han ocupado de la resiliencia académica suelen centrarse en los grupos de minorías étnicas, con dificultades de aprendizaje y bajo rendimiento extremos. Sin embargo, la resiliencia académica es relevante para todos los estudiantes, porque en algún momento todos ellos pueden experimentar adversidades, desafíos o situaciones de presión durante su vida académica. Pero… ¿Cómo sabemos que la resiliencia es importante para enfrentarse y superar de manera exitosa esas situaciones? De cara a la relación entre resiliencia y éxito académico, hasta ahora, las investigaciones indican que los estudiantes con mayor resiliencia académica son los que sostienen altos niveles de rendimiento y motivación de logro a pesar de la presencia de eventos y condiciones estresantes. Asimismo, y centrándonos en variables más subjetivas de bienestar, un nivel alto de resiliencia está positivamente relacionado con mayor niveles de satisfacción y de engagement académico en sus tres dimensiones (vigor, dedicación y absorción con los estudios).

 Ahora bien, teniendo en consideración todos estos efectos beneficiosos ¿Qué podemos hacer para desarrollar la resiliencia de los estudiantes universitarios? ¿Qué variables influyen en este proceso? Desde una perspectiva de superación del estrés, numerosos estudios han puesto de relieve la importancia de las diferentes estrategias de afrontamiento (coping) que los estudiantes utilizan para afrontar las demandas académicas. Las estrategias de coping son los esfuerzos cognitivos y conductuales que se desarrollan para responder a las demandas específicas externas y/o internas. De esta forma, del tipo de estrategias utilizadas dependen el éxito o fracaso ante la situación. Desde esta perspectiva, unas estrategias de coping adecuadas se convierten en un recurso fundamental para promocionar el desarrollo de la resiliencia y, por ende, en bienestar y el éxito académico. En concreto, se han identificado dos estrategias de coping que están positivamente relacionadas con la resiliencia. En primer lugar, el coping centrado en la resolución de problemas, debido a que implica tomar medidas activas para modificar las circunstancias o abordar el problema para buscar una solución (me surge un problema y me centro en solventarlo). Por otra parte, el coping centrado en la reinterpretación positiva, que subyace a las estrategias cognitivas que se utilizan para gestionar el significado de una situación, regulando y generando emociones positivas. Es decir, los estudiantes que tienden a afrontar activamente el problema, ya sea de manera conductual (resolución de problemas) o cognitiva (reinterpretación positiva) tienen mayores niveles de resiliencia. Por lo contrario, se ha encontrado que las estrategias centradas en la regulación de las emociones negativas se relacionan negativamente (valga la redundancia) con la resiliencia. Específicamente, aunque el coping centrado en la búsqueda de apoyo social y el de evitación en un principio ayudan a reducir el estrés, esas estrategias pueden ser disfuncionales si los estudiantes se centran demasiado en la situación que creó la tensión y en las emociones negativas asociadas o, por lo contrario, tratan de ignorarla por no pensar en ello.

En este sentido, por parte de las organizaciones educativas es importante tener en cuenta cómo los estudiantes universitarios pueden ser educados al uso de estrategias de coping adecuadas para enfrentarse a las situaciones adversas y así apoyar el desarrollo de su resiliencia, con el fin de lograr resultados académicos positivos, como el bienestar y el éxito académico.