“La grandeza de la vida no consiste en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”. Con esta frase queremos recordar la historia de Nelson Mandela, un hombre que dedicó su vida a luchar por el respeto a los Derechos Humanos en Sudáfrica, un país castigado durante muchos años por el régimen de segregación racial impuesto por una minoría. Pocos olvidan su incansable lucha contra el racismo a pesar de sufrir durante una larga etapa de su vida malos tratos por parte de sus verdugos en la prisión de Robbeneiland, sus discursos siempre acertados repletos de humanidad, y sus más de 200 premios internacionales, entre los que destaca el Nobel de la Paz. Sin duda, un referente de resiliencia para la humanidad.

En esta línea, el psiquiatra Luis Rojas Marcos (2010) a partir de diferentes investigaciones recoge los 6 los pilares de la resiliencia, como son las conexiones afectivas, el centro de control interno, las funciones ejecutivas, la autoestima, el pensamiento positivo y la acción.

Las conexiones afectivas con los demás es un elemento esencial de la resiliencia. Esto tiene lógica, ¿qué hacemos cuando nos ocurre algo negativo? Como seres sociales que somos, lo primero que hacemos es llamar a un ser querido o de confianza para contárselo y que nos apoye en ese momento complicado. En este sentido, los lazos afectivos se convierten en nuestros salvavidas. Para construir nuestro camino hacia el éxito es importante sembrar buenas relaciones sociales, cuidar a nuestros seres queridos y/o amigos, y ser reporteros tanto de noticias negativas como positivas.

Por su parte, las personas que tienen un control interno o ante situaciones adversas tienen la creencia de que el resultado está en sus manos y ponen en marcha mecanismos para afrontar con coraje la situación, son las que se enfrentan más eficazmente a la adversidad. En este caso, es importante analizar que fortalezas tenemos y cómo las podemos utilizar para conseguir nuestros objetivos. Como bien dice Bandura, “aquellos valientes que se atreven a cambiar son los que progresan”.

Por otro lado, para tener éxito en la vida es indispensable tener una opinión positiva sobre nosotros mismos. Así, una autoestima saludable estimula la confianza en uno mismo, la esperanza y la fuerza de voluntad por conseguir los propios objetivos. La investigación ha demostrado que las personas que se valoran positivamente y están satisfechas consigo mismo, son más felices, están a su vez más satisfechas con la vida, y se esfuerzan más en superar las situaciones adversas (Myers, 1992).

Además, pensar en positivo nos puede ayudar a tomar decisiones racionales sobre la situación que se esté viviendo. Se ha demostrado que si nos enfrentamos con una actitud negativa ante situaciones adversas se puede producir el efecto de focalización, es decir, centrarnos únicamente en ver aquello que va mal, y nos podemos perder muchas oportunidades porque solo vemos lo negativo. Como bien decía Viktor Frankl (1979) “si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes el sufrimiento”. Adoptar una actitud positiva para ver el mundo a través de un cristal translucido nos permite ver las cosas de otra manera, y tomar decisiones que nos encaminen a nuestros objetivos. Para poder empezar a cambiar el “chip” en positivo, es recomendable este ejercicio: antes de irte a dormir pensar en tres cosas bonitas que nos han pasado durante el día. Si hacemos esto, habremos empezado a entrenar nuestra mente hacia la positividad.

El último pilar de la resiliencia es la acción, salir de la zona de confort y buscar aquella actividad que nos satisfaga. Actuar y diseñar nuestro camino hacia el éxito. Pero todo ello sin olvidar que en el camino encontraremos muchas piedras en las que tropezar, siendo lo verdaderamente importante levantarse con una actitud positiva y tirar hacia delante.

Frankl, V. E. (1991).El hombre en busca de sentido. Barcelona, España: Herder.

Myers, D.G. (1992). Finding happiness. Church Herald, 32-34.

Rojas, L. (2010). Superar a la adversidad. Madrid, España: Espasa-Calpe.