Recuerda una situación agradable que tuvo lugar en tu trabajo durante la última semana. Muy probablemente esta situación estuvo asociada a algún tipo de emoción positiva. Este tipo de emociones nos llevan no sólo a aprovechar al máximo nuestro tiempo sino también a experimentar un mejor estado de salud, tanto objetiva como percibida. Un claro ejemplo de emoción positiva en el trabajo es la vinculación psicológica en el trabajo. Se trata de un estado mental positivo y persistente, que podemos identificar con facilidad en nosotros mismos.

 

Nos sentimos vinculados psicológicamente con nuestro trabajo cuando: (1) nos sentimos con fuerzas para afrontar nuestra jornada laboral (esto es, vigorosos), (2) experimentamos apego personal hacia aquello que hacemos (dedicados), y (3) percibimos que el tiempo pasa volando cuando estamos inmersos en nuestras tareas (absortos). Algunas recomendaciones para alcanzar este estado son las siguientes: 

  • 1) Habla sobre tus fuentes de estrés y actúa. Intercambia impresiones sobre las emociones negativas que te producen las situaciones complejas con las que te encuentras cada día en tu puesto de trabajo y trata de proponer mejoras que hagan el ambiente de trabajo más saludable.
  • 2) Cuida de ti mismo. Sé asertivo, busca un equilibrio entre la pasividad y la agresividad al expresar tus necesidades y tus expectativas laborales. Una actitud asertiva garantiza te ayudará a percibir que tus ideas y tus puntos de vista se tienen en cuenta.
  • 3) Piensa en positivo y encuentra el sentido. Ejercítate en la reformulación de tus pensamientos y experiencias negativas hacia algo positivo. Toma conciencia y disfruta al máximo de las experiencias positivas cuando ocurran y encuentra el propósito, el fin útil y significativo del trabajo que desempeñas.
  • 4) Descubre tus valores y persíguelos. Diversión, curiosidad, libertad, seguridad… pueden ser algunos de los valores centrales en nuestra vida, que nos mueven y nos orientan en el día a día. ¿Por qué no aplicarlos entonces a nuestro trabajo? Haz todo lo que esté en tus manos para adaptar tu trabajo de manera que sea lo más retador y estimulante posible.
  • 5) Aprecia, ayuda y comparte. Las buenas relaciones con las personas con las que nos relacionamos a diario en nuestro lugar de trabajo son básicas para evitar malas experiencias y una fuente de emociones positivas. Empieza por apreciar el buen trabajo que haya realizado un compañero o compañera, trata de echar una mano y comparte con ellos y ellas las buenas noticias.

Este conjunto de recomendaciones no escapa a los momentos de crisis económica que estamos atravesando. Las situaciones de incertidumbre y estrés a los que los integrantes de cualquier empresa nos vemos sometidos, esconden la tentación de dejarnos llevar por emociones negativas que tienen repercusión directa sobre nuestra salud. Ahora más que nunca se hace imprescindible afrontar los cambios activamente, apostando por una actitud positiva hacia la vida y hacia el trabajo que asegure un entorno de trabajo saludable para nosotros y para aquellos que nos rodean.