KIRUNA: UN CASO DE ÉXITO DE ENVEJECIMIENTO LABORAL EN EL SECTOR PÚBLICO

A principios del siglo XXI los gobiernos locales de Suecia se dieron cuenta de que se avecinaba un gran número de jubilaciones y
que iba a ser muy complicado reemplazar estos puestos, ya que hasta los perfiles profesionales con competencias más comunes iban a escasear.

El gobierno local de Kiruna además de alinearse con este objetivo posee una junta encargada de los Recursos Humanos y entre sus funciones se encuentra la gestión de la edad desde una perspectiva de liderazgo  teniendo en cuenta las necesidades individuales y enfatizando la flexibilidad y la comunicación. Desde esta perspectiva, las prácticas que ha llevado a cabo se han convertido en un referente no solamente en Suecia si no en Europa siendo citadas en el informe de “los trabajadores Seniors en las empresas europeas” (2019).

Descripción de las buenas prácticas:
1. Seminarios de concienciación.
Antes de diseñarlos e impartirlos se realizaron entrevistas a directores y mandos para descubrir cuáles eran las actitudes y retos que presentaba el envejecimiento de la plantilla. En estas sesiones se debatieron los problemas, se sensibilizó sobre el envejecimiento, y se analizó desde la perspectiva científico la relación entre el absentismo y las condiciones de trabajo y el papel del liderazgo para conocer necesidades individuales.
2. Adaptación de las condiciones de trabajo.
Tanto los horarios como y las funciones a desempeñar se ajustan a las necesidades y capacidades de los profesionales sénior, con el fin de maximizar su actividad en la compañía y prolongar su vida laboral al máximo en condiciones de salud. Además, se permite a aquellos empleados que deseen permanecer en la Administración más allá de la edad de jubilación correspondiente, trabajar a tiempo parcial y así ir aligerándoles la carga de trabajo en sus últimos años de vida laboral.
3. Liderazgo con perspectiva de edad,
Los trabajadores mayores de 50 años han de tener conversaciones anuales  para optimizar la carrera del profesional sénior hasta el final de su vida laboral. Se evalúa la mejor de llevarse a cabo esta última etapa profesional en la compañía,  si existen riesgos o problemas de salud y cómo tratarlos o prevenirlos. Además, se determina si el profesional necesita formación adicional, si puede llevar a cabo nuevas tareas complejas, o cómo se puede estructurar la función profesional de esta persona de acuerdo con sus
capacidades (si hace falta hacer una reasignación de tareas, por ejemplo).

Lo normal en esta Administración era jubilarse a los 65 años. Ahora, gracias a estas prácticas, es común ver a personas que permanecen empleadas pasada esa edad, e incluso algunos pasados los 70 años.