De acuerdo a la OMS en una investigación a nivel mundial realizada el año 2014, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tiene sobrepeso, y el 13% tienen obesidad. Si además pensamos que un gran porcentaje de trabajos requieren pasar muchas horas sentados frente a un ordenador/computador o viajando, podemos fácilmente deducir que el sedentarismo es algo normal en nuestra rutina. En este sentido es importante reflexionar que estos fenómenos (no adecuada alimentación y sedentarismo) están en crecimiento de manera peligrosamente asombrosa y producen un deterioro de nuestra salud (mente + cuerpo).

 

Pero bueno, ¿Cómo se relaciona esto con las organizaciones; y en particular con las HERO’s (HElthy & Resilent Organizations; Salanova, Llorens, Cifre, y Martínez, 2012)? Pues sí, las organizaciones en sus diferentes niveles (organizacional, grupal, individual) pueden hacer mucho por apoyar el deporte entre sus colaboradores/as como una práctica organizacional saludable, especialmente, si sabemos que las organizaciones saludables requieren trabajadores/as vigorosos, energéticos y con entusiasmo.

Algo a tener en cuenta es que no nos estamos refiriendo a que en las organizaciones ‘todos’ los colaboradores deben ser ‘atletas de elite’ o tener ‘sixpack’ (abdomen marcado); sino que es posible a través de acciones concretas, fomentar y apoyar estos hábitos saludables. La evidencia científica nos aporta información contundente con respecto a los beneficios de realizar alguna actividad deportiva. Algunos ejemplos de estos beneficios son: dormir mejor (http://sleepfoundation.org/sleep-topics), liberar endorfinas las cuales potencian de forma natural nuestro estado positivo de ánimo, se libera serotonina, adrenalina y dopamina, las cuales en conjunto mejoran nuestra sensación de bienestar. Además, estas actividades disminuyen las hormonas del estrés y mejoran nuestro metabolismo. En resumen, el deporte nos ayuda a sentirnos más energéticos/as para afrontar un nuevo día laboral. Más que mejor, ¿no?

Concretamente, ¿qué pueden hacer las organizaciones?

Por ejemplo, a nivel organizacional implementar políticas de conciliación vida laboral-vida privada (ej. flexibilidad laboral, teletrabajo, espacios de deporte dentro de las organizaciones, invertir en equipamientos para los clubes deportivos, acuerdos organizacionales con centros deportivos). Acosta, Salanova y Llorens (2012) nos informan que la conciliación vida laboral-vida privada es muy importante para desarrollar confianza organizacional (vertical y horizontal) y resultados organizacionales saludables en términos de retorno de la inversión. A nivel grupal, las organizaciones pueden apoyar intereses comunes entre los/las colaboradores/as (ej., grupos de montañismo, futbol, ciclismo, baile, caminar). En este sentido, la investigación nos habla del contagio emocional (Barsade, 2002), pero no solo se contagian las emociones sino que también las actitudes. Un ejemplo claro es el aprendizaje vicario (se refiere a tener ejemplos positivos como referencia) que es una de las cuatro fuentes para desarrollar el recurso de creencias de eficacia (ver Teoría Social Cognitiva; Bandura, 1999). Los líderes cumplen un rol fundamental, pueden dar el ejemplo, motivar y contagiar a sus seguidores para realizar actividades deportivas. Por tanto, tener intereses en común con los/las compañeros/as de trabajo también fomenta la cohesión y confianza organizacional. A nivel individual, sabemos gracias a las investigaciones en el tema de experiencias de recuperación realizado por Sabine Sonnentag que realizar actividades deportivas involucran nuestra competencia de auto-regulación, siendo crucial como proceso psicológico que provee energía para realizar estas actividades (Sonnentag y Jelden, 2009). Realizar deporte requiere un esfuerzo y es fácil abandonar, especialmente en la actualidad donde nuestros recursos de tiempo y energía son limitados y además tenemos demandas laborales y personales exigentes. Dedicar horas a realizar alguna actividad deportiva es tan importante como dormir las horas suficientes, comer de manera saludable, visitar amigos, viajar, compartir. Ser persistente en una actividad, en este caso, una actividad deportiva refleja nuestras fortalezas del carácter. Cuando logramos incorporar a nuestra rutina las actividades deportivas también sentimos satisfacción en términos de experiencias de éxito que es otra fuente para fomentar el recurso de creencias de eficacia, siendo un potente iniciador de espirales positivos en las organizaciones, tanto a nivel individual como colectivo. Todos podemos cambiar nuestras rutinas. Más aún si estos cambios van orientados a una vida más saludables, ¡más que mejor!

Sabemos que no es una receta magistral para todas las organizaciones, pero en tiempos de crisis, con motivación y creatividad se pueden buscar alternativas que permitan incorporar o hacer más fácil que nuestros colaboradores realicen actividad deportiva. Los empleados saludables son el pilar fundamental en una HERO. Mente sana en cuerpo sano

Referencias

Acosta, H., Salanova, S., & Llorens, S. (2012). How organizational practices predict team work engagement: The role of organizational trust

[Special issue]. Ciencia & Trabajo, 7-15.

Bandura, A. (1999). Social cognitive theory of personality. In L. Pervin & John, O. P. (Eds.), Handbook of personality: Theory and research. New York: Guilford Publications.

Barsade, S. G. (2002). The ripple effect: Emotional contagion and its influence on group behavior. Administrative Science Quarterly, 47, 644-675.

Salanova, M., Llorens, S., Cifre, E., & Martínez, I. M. (2012). We need a HERO! Towards a validation of the Healthy & Resilient Organization (HERO) Model. Group & Organization Management, 37, 785-822.

Sonnentag, S. & Jelden, S. (2009). Job Stressors and the Pursuit of Sport Activities: A Day-Level Perspective. Journal of Occupational Health Psychology, 2, 165–181.